lunes, 21 de febrero de 2011

Música para tus oídos

Al tratarse de la primera entrada del blog, intentaré no manifestar en gran grado mi rabia inherente y dejaré a la imaginación del lector lo que aquí se leerán como meros eufemismos.

Son las 3 del mediodia de un lunes, gris y apagado. Como cada mañana, me he afilado las uñas contra el rascador de la piel de mis cohabitantes en este circo mugriento donde vivo. La comida ha sido inexistente, agua bañada en blanco y negro - con tres sacarinas, como siempre - y dosis incontraladas de nicotina. De fondo, poseidos antiguos iluminados gritando a cuatro vientos lo que para ellos es la solución a este puzle corrupto que es el estado de la nación. Sinceramente, no es que no les crea o que me parezcan incorrectas sus opiniones, pero, y ahora tocaré un tema que probablemente repetiré en diversos puntos de este blog, ¿por qué todo el mundo tiene que gritar lo que se debe de hacer y no mueve un dedo para hacerlo? Eso me exaspera, sabeis, me pone de muy mala leche que las luchas personales de los llamados humanos se den a base de gritos sentados en un sofá. Porque yo soy gata, y me siento en un sofá - o en una cama, lo que me pille más a mano - pero sé que lo estoy haciendo por mi mera paz y tranquilidad, y no me quejo por ello.

Los humanos, por la contra, o al menos los que veo en mi habitat, ya sea en vivo o a través de esa pantalla que van locos por encender y quedarse absortos mirandola, son seres cabreados, que gritan y patalean desde una posición confortable como es el salón de sus casas. Y es que hay muchisimas cosas que me cabrean de los humanos. Entre otras cosas, ¿porque me arrancaron de la paz y peligrosidad de mi salvaje habitat para tenerme entre cuatro frias y apagadas paredes? Hace meses estaban locos con tenerme. Todo premios y caricias, pero ahora, solo falta que pasee ante sus ojos para sentir el asco que les produzco. Y eso por qué, ¿por ser animal? ¿porque no me importa pisar arena, tierra, piedra o el ule de su comedor? O más sencillo que todo eso, porque se ha pasado la novedad de tenerme. Me decanto por la tercera opción. Ya que, a pesar de ser animal yo los observo todos los días, y he visto lo que me han hecho a mi y a otros como yo. Caricias a medias y ladridos sin motivos.

Dicen que el enemigo del gato es el perro, pero sobre ello tengo una nueva teoria. Yo creo que el enemigo de todo animal - como nos llaman, aunque ellos lo sean más que nosotros - es el hombre. Juegan con nosotros, nos abandonan, nos alimentan cuando les place y cuando se cansan no dudan en abandonarnos o llevarnos a un centro a que pongan fin a nuestra insignificante vida. Pero desgraciadamente no es algo que nos hagan solo a los gatos, nos lo hacen a todos: perros, gatos, peces o chimpancés. Por eso mismo no creo que debamos ser enemigos de los perros, más bien al contrario. Creo, y eso lo he aprendido de los humanos, que deberíamos de crear una coalición animal para la protección de nuestros derechos respecto a esos asesinos sin alma que hacen llamarse los seres más evolucionados de la creación.

Un último apunte, antes de dejar de teclear sin cesar - ya que me toca la hora de la siesta, momento muy importante en la vida de un felino -, es hablaros de lo que ellos llaman arte, ciencia o evolución. ¿De verdad creeis que evolucionar, o lo que es lo mismo avanzar socialmente - entre otras connotaciones -, lleva consigo destruir todo lo que se encuentran a  su paso incluso a si mismos? Durante los breves años de mi corta vida, he visto arrancar almas a manotazos, sin mirar a quién o que herían. Arboles, animales, tierra, todo lo destruyen por su propio beneficio, dejandonos a los salvajes al amparo de un alma caritativa que se enternezca por nosotros y nos de comida y techo aunque con ello acabemos tristes y apagados bajo un techo que más que seguridad nos da miedo a que se caiga sobre nuestras débiles cabezas.